MENSAJE A LA COMUNIDAD EDUCATIVA EN LA INAUGURACIÓN DEL AÑO
LECTIVO 2016-2017
En el calendario de la historia de la vida educativa, se abren las
puertas de la Casa del saber conjuntamente con las puertas del corazón para
acoger a quienes son la razón de nuestro existir: las y los estudiantes. Damos
gracias a Dios que nos permite inaugurar el año escolar en esta Institución de
las Hermanas Dominicas de la Inmaculada Concepción que inicia en el presente año un camino jubiloso
de un trienio de preparación para celebrar
en el 2019 los 150 años de vida de nuestra amada Congregación.
QUERIDOS
ESTUDIANTES.
Hoy se estrena el nuevo año escolar en un ambiente de alegría, júbilo
y sorpresas. Deseo que en esta bella atmósfera resuene en su mente y corazón el
mensaje que Dios les dice a cada uno de
Ustedes, y que está escrito en el libro del profeta Isaías: “Tu nombre es
precioso para mí, eres valioso a mis ojos, te amo mucho y eres importante para
mí”; por eso, las Hermanas, los Maestros, el personal administrativo y de apoyo ha preparado lo mejor porque son
valiosos, porque creemos en su
optimismo, en su alegría, en ese
espíritu decidido, responsable, luchador, abierto al cambio, a la innovación,
es decir, que son estudiantes con un cúmulo de valores.
Hace pocos días se han clausurado los Juegos Olímpicos Rio 2016
donde muchos deportistas lucieron felices sus medallas al finalizar las
competencias; de la misma manera ustedes también, queridos estudiantes, están
llamados a la victoria, al triunfo, al éxito, a vencer los obstáculos, a tener
fijos los ojos en las metas, a poner todo su esfuerzo, capacidad, creatividad,
constancia, disciplina, perseverancia, empeño, determinación, porque su vida
está hecha para cosas grandes, para volar alto, para llegar lejos, no para
resultados mediocres. Si ganamos medalla de oro, de plata o de bronce al final
del año lectivo, lo decide cada uno, según cómo desarrolle los talentos que
Dios nos ha dado. No olviden que una
cosa es cierta: estamos llamados a vivir corriendo hacia la meta, al premio que
Dios nos llama desde lo alto en Cristo Jesús (Fil 3,14) ¡el mejor premio que jamás habíamos soñado!
Termino este mensaje para
ustedes queridos estudiantes haciendo
mías las palabras del Papa Francisco dirigido a los jóvenes en el encuentro
mundial de la juventud en Cracovia, les
decía: “Jesús espera que, entre tantos
contactos y chats de cada día, “el primer puesto lo ocupe el hilo de oro de la
oración”; que la Palabra de Dios “se
convierta en tu navegador en el camino de la vida y recuerda que la memoria de
Dios no es “un disco duro” que almacena todos nuestros datos, “sino un corazón
tierno de compasión” que se regocija eliminado definitivamente cualquier
vestigio del mal”.
¡ANIMO, ¡ADELANTE! son los
grandes constructores de una sociedad más justa, fraterna y solidaria siguiendo
las huellas de Domingo de Guzmán y Hedwige Portalet.
QUERIDOS
MAESTROS Y MAESTRAS.
Mi saludo cariñoso a quienes comparten la misión de Jesús Maestro.
Por lo tanto, pongo en el corazón de Él mismo la misión que desempeñarán este
año, para que las jornadas que vivirán en las aulas estén bañadas de mensajes
de vida, donde la ciencia ayude a descubrir la verdad con mayúscula que es Dios
y así su talla de educadores dominicos dejen huellas imborrables en el corazón
de lo más puro y preciado como son la niñez y juventud.
Estoy
segura que van a desempeñar su misión de educadores con vocación dominicana,
que su trabajo estará garantizado por la innovación tecnológica, por la
eficacia en el manejo de las destrezas en el proceso de enseñanza-aprendizaje y
sobre todo por la aplicación de la pedagogía del amor y de la misericordia,
solo personas con mística como ustedes lo puede realizar. Sueño
también con la calidad de maestros que cultivan los lazos de
fraternidad, de compañerismo entre colegas, con quienes transcurren sus
jornadas diarias, y estrechando estos lazos de unidad y amor serán testimonio
creíble en la comunidad educativa.
Les invito a renovar la pasión por su vocación de ser Maestro, es
una misión bella, delicada, un trabajo
preciso porque nos permite ver crecer cada día a las personas que se nos han
sido confiadas, de allí que es una vocación sagrada, un espacio donde se nos permite
como dijo el Papa Francisco a un grupo de educadores, “ser un poco como madres y padres, al menos espiritualmente”.
Queridas Maestras y Maestros su calidad educativa se
verá reflejada cuando den atención especial a los estudiantes que requieran de
atención diferenciada, lo que implica un trato individual, una alta calidad
humana y un inclinarse de rodillas ante el Maestro de los Maestros, solamente
cuando se sientan amados y acogidos con sus limitaciones y sus potencialidades
podremos esperar los altos niveles de rendimiento y la cosecha será abundante”,
en síntesis abraza tu misión educativa siguiendo las huellas de Santo Domingo y
la pedagogía de luz de Madre Hedwige
Portalet.
QUERIDOS
PADRES DE FAMILIA
Padre y madre son, por naturaleza, los primeros e irrenunciables
educadores de sus hijos, “el arte de las artes”
como ha sido llamada la educación
de los Padres.
Gracias Señores Padres de Familia por confiar la educación de sus
hijas e hijos a esta Institución dominicana, que cada día están tratando de ser
y hacer lo mejor en los diferentes ámbitos para que tengan una educación de
calidad y calidez y al final se logre el perfil del estudiante justo,
innovador, solidario, y como institución católica sean buenos cristianos al
ejemplo de Santo Domingo y Madre Hedwige. Sin olvidar que Ustedes como padres
son la base fundamental para el
crecimiento y desarrollo armónico de sus
hijas e hijos.
Las
y los estudiantes llegan felices a las puertas de la Institución cuando en su
hogar se respira un ambiente de armonía, de paz, de comprensión, en suma donde
vivan las características del amor verdadero que San Pablo lo describe tan
bellamente en su carta a los Corintios capítulo
13: “ el que ama tiene paciencia en todo, y siempre es amable, el que
ama no es envidioso, ni se cree más que nadie, no es orgulloso, no es grosero,
ni egoísta, no se enoja por cualquier cosa, no se pasa la vida recordando lo
malo que otros le han hecho. El que ama es capaz de soportar todo, de creerlo
todo, de esperarlo todo, solo el AMOR vive para siempre”.
He
aquí una motivación para hacer de las familias o de las personas encargadas del
cuidado de los hijos escuelas del amor. Por eso, nunca nos cansaremos de
decirles que amen de verdad a su hijos; el fin de esa educación es que los
hijos, a su vez, vayan aprendiendo a querer, a amar a los demás, al respecto define Tomás Melendo, catedrático
de Filosofía en la Universidad de Málaga: “Educar es amar, y amar es enseñar a
amar”.
El
mismo catedrático nos recuerda que la
primera cosa que los padres necesitan para educar es un verdadero y cabal amor
a sus hijos. De hecho, será el amor el que enseñe a los padres a descubrir el
momento más adecuado para hablar y callar con los hijos, el tiempo de interesarse por sus problemas y
el de respetar sus necesidad de estar a solas, las ocasiones en que conviene
soltar un poco la cuerda frente a aquellos otros momentos que deben intervenir
con decisión y con firmeza.
Concluyo
mi mensaje Señores padres de Familia,
con el mensaje del apóstol Pedro: “Si los padres son como el fundamento
de la casa, los hijos son como las “piedras vivas” de la familia.
GRACIAS INFINITAS A TODOS LOS COLABORADORES DE ESTA DISTINGUIDA
INSTITUCIÓN.
GRACIAS POR SU DILECTA ATENCIÓN A ESTE MENSAJE QUE BROTA DEL CORAZON DE UNA HERMANA QUE DESEA LO MEJOR PARA LA
COMUNIDAD EDUCATIVA
SOR. YOLANDA CARAGUAY
PRIORA PROVINCIAL.
No hay comentarios:
Publicar un comentario